Diversos estudios científicos responden “sí” a nuestra pregunta.
Uno de los estudios más recientes es el que se publicó en octubre de 2012 en la revista científica Nature, en el cuál afirman que las personas que viven en ciudades tienen un 21% más de riesgo de padecer trastornos de ansiedad, así como un 39% más de padecer trastornos relacionados con el estado de ánimo tales como la depresión o el estrés y el doble de riesgo de sufrir enfermedades mentales.
El estudio fue llevado a cabo por el Instituto Mental Douglas de Canadá. Los autores compararon la actividad cerebral de personas voluntarias formando entre éstas tres grupos para su posterior comparación: en un grupo los que procedían de núcleos con más de 100.000 habitantes, en otro aquellas personas que procedían de núcleos de más de 10.000 habitantes, y por último, un tercer grupo formado por personas de áreas rurales.
Todos coincidían en que la respuesta al estrés se encontraba en la amígdala (región cerebral que regula las emociones y el estado de ánimo). La amígdala era mayor conforme mayor era el núcleo urbano al cuál pertenecía la persona. Es decir, la amígdala era mayor en las personas que procedían de núcleos de más de 100.000 habitantes que en las que habitaban en núcleos de 10.000, y mayor era en éstos que en aquellas que vivían en zonas rurales.
Por tanto,vivir en ciudades con gran cantidad de habitantes afecta a los centros cerebrales que regulan las emociones, creando una mayor vulnerabilidad a padecer trastornos mentales.
Vivir en una ciudad grande conlleva día tras día a convivir con ruidos, muchedumbre, atascos de tráfico y la invasión del espacio personal, así como la falta de relajación en lugares cálidos y tranquilos. Todo esto favorece la aparición de síntomas relacionados con la ansiedad, el estrés, la depresión y otras muchas patologías. Estos trastornos del comportamiento que todo ser humano experimenta alguna vez en la vida, se debe, en la mayoría de los casos a situaciones que reconocemos como “ desfavorables” en nuestro organismo, entonces lo que éste hace, es intentar compensar este estado desagradable que estamos sintiendo en un momento concreto, y produce la emoción o estado de ansiedad en respuesta a la situación estresante.
Si nuestro organismo no pusiera en marcha este “reloj compensatorio”, conocido formalmente como “homeostasis”, estas situaciones podrían llegar a afectar a nuestro cerebro dando lugar a trastornos más graves que la ansiedad, tales como la esquizofrenia (por ejemplo, una situación nos afecta del tal manera que disminuye los niveles de dopamina en el cerebro, y por tanto, dando lugar a que surja la esquizofrenia), por lo que hay que tener cuidado con nuestra salud y siempre pedir ayuda en caso de creer necesitarla para que nos proporcionen las técnicas necesarias para superarla.
También es muy recomendable tomarse tiempo para uno mismo, hacer las cosas que nos gusten y evadirnos de nuestras responsabilidades al menos una vez a la semana: ir a un spá, sentarnos en un parque y observar la naturaleza, pasear con nuestros seres queridos, etc.
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