Actualmente, el estrés es una de las mayores enfermedades del siglo XXI, aunque a veces no le prestemos demasiada atención. Muchas veces hemos escuchado decir “es que está muy estresado”, pero no nos hemos parado a reflexionar las consecuencias que tiene sentir estrés y cómo puede sentirse la persona que lo padece.
Todos hemos padecido alguna vez cierto grado de estrés, de hecho en parte es bueno en pequeñas cantidades ya que mantiene activos nuestros mecanismos de defensa y alerta, y nos hace reaccionar ante situaciones de peligro o imprevistos con mayor facilidad, pero cuando los síntomas se intensifican y perdemos el control no es nada agradable.
Existen diferentes grados de estrés, según la gravedad del mismo.
• Estrés crónico: Puede ser fuerte o débil pero se prolonga mucho o incluso a veces, nunca llega a desaparecer.
• Estrés agudo: Se trata de un estrés pasajero, de corta duración pero muy intenso, parecido a un “shock”.
• Distress: Es un tipo de estrés bastante negativo ya que las demandas son muy altas para nuestro organismo y éste se sentirá débil y cansado.
• Hiperestrés: Muchísimo estrés, acumulación de episodios estresantes.
• Hipoestrés: Poco estrés, por ejemplo, el estrés que podemos tener cualquier día de diario.
• Euestress: Es un tipo de estrés positivo ya que estimula nuestros estados de alerta y nos lleva a ponernos retos y superarnos.
Síntomas del estrés: Cansancio extremo, dolores corporales de intensidad baja (entre ellos dolores de cabeza de intensidad moderada), falta de concentración, fallos en la memoria así como en la alimentación (mucha o poca hambre) y problemas de insomnio (disminución de la calidad de descanso, falta de sueño, incapacidad para dormir como normalmente, etc.)
El insomnio: Es uno de los peores síntomas y consecuencias del estrés. El descanso es el que condiciona que nuestro organismo se encuentre equilibrado y el insomnio además de producirnos todos los otros síntomas de estrés que hemos visto puede provocar alteraciones en nuestras hormonas provocando baja o nula potencia sexual, envejecimiento prematuro, alteraciones menstruales en el caso de las mujeres, aumento del ritmo cardiaco, trastornos respiratorios y estreñimiento, entre otros.