A partir de la segunda mitad del siglo XXI, los estudios relacionados con la ansiedad y el rendimiento escolar se han incrementado en gran medida. Actualmente, la Psicología Educacional es la encargada de realizar las investigaciones basadas en este campo.
Los resultados de estas investigaciones, mayormente apuntan que existe una correlación negativa entre la ansiedad y el rendimiento escolar, sin embargo, otras fuentes contradicen este hecho.
Estos hallazgos contradictorios mostraron que en ciertas tareas como por ejemplo, la lectura, la ansiedad incidía positivamente sobre el logro y la comprensión de ésta. Cabe destacar, como hemos dicho anteriormente, que en otras tareas, tales como la aritmética, la ansiedad no influye de manera positiva, sino todo lo contrario.
Hay diversas explicaciones posibles que pueden ayudar a aclarar esta contradicción. Una de ellas es la existencia de dos tipos diferentes de ansiedad (la ansiedad facilitadora y la ansiedad debilitadora).
Otra de las explicaciones posibles sería la que enfatiza que la ansiedad afectará al rendimiento de manera positiva o negativa según la complejidad de la tarea, es decir, la ansiedad perturbaría el rendimiento en tareas complejas y en cambio lo facilitaría en tareas sencillas.
Mussen y Rozenzweig (1981) refiriéndose a lo tratado en el párrafo anterior, señalan que «hay algunas tareas escolares que los niños ansiosos (pero no en exceso) realmente ejecutan mejor que sus compañeros no ansiosos de igual inteligencia. Estas tareas son tareas de aprendizaje que involucran elementos sencillos y estructurados con claridad, tareas que requieren un abordaje cauteloso, diligente y una gran cantidad de verificación y reverificación. Pero, en tareas que requieren originalidad, juicio, flexibilidad, creatividad y espontaneidad, los estudiantes menos ansiosos son superiores».
Otra tercera explicación hace referencia a la curva o campana de Gauss, en la cuál se establece una relación curvilínea entre ansiedad y rendimiento, lo cuál quiere decir que la ansiedad sería buena hasta cierto límite. Una vez que se supera ese límite, el rendimiento irá decayendo de manera significativa.
Independientemente de cuál sea la explicación más acertada a este problema, parece existir un acuerdo entre la mayoría de los especialistas:
– El estudiante ansioso tiene desventaja ante tareas de aprendizaje complejas, ya sea a nivel de aprendizaje o rendimiento, frente a aquellos que no lo son.
– El estudiante ansioso se encuentra en desventaja ante situaciones que se consideran amenazantes o competitivas.
Fuente: www.psicoperspectivas.cl