En el artículo anterior introducíamos el concepto de agorafobia y conocíamos algunos puntos interesantes que la conforman. Hoy veremos algunas estrategias de afrontamiento que usan generalmente las personas con ansiedad y agorafobia ante las situaciones temidas, que hacen que se mantenga la ansiedad y las preocupaciones, y el famoso círculo vicioso.
–Evitación. Hablamos de evitar la situación a la que se teme en sí (ir a la estación de tren) o evitar algunos actos o situaciones que puedan producir sensaciones de miedo (tomar café o estimulantes, hacer ejercicio físico, alterarse, etc.).
–Distraerse. Realizar otra actividad alternativa, que pueda ser placentera, para evitar la situación temida (escuchar música, leer, etc.).
–Supersticiones. Llevar consigo algún objeto que dé seguridad, que aunque la persona sabe que no le ayudará a sobreponerse a la situación agorafóbica, lo utiliza como amuleto (teléfono móvil, pastillas, bolsas, etc.).
Como dijimos anteriormente, estas estrategias de evitación mantienen la ansiedad y las preocupaciones, es decir, son negativas.
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En esta imagen podemos ver de forma gráfica qué sucede cuando se experimenta una crisis de angustia o ataque de pánico ante una situación agorafóbica.
1) Detonador o estímulo desencadenante, el cual puede ser una sensación, un recuerdo, una imagen, altas temperaturas, aglomeración de gente, etc. Se percibe la amenaza.
2) Activación de sensaciones corporales producidas por el miedo y la aprensión.
3) La persona se percata de las sensaciones y comienza a elevarse su tasa cardíaca, nota sensación de ahogo, etc.
4) La persona interpreta de forma catastrófica estas sensaciones, lo que hace que aumente aún más su ansiedad y las sensaciones corporales aversivas. Esto confirma (de forma errónea) las preocupaciones de la persona y sus pensamientos catastróficos, lo cual provoca más miedo, y vuelta a empezar. Pánico.
5) Pánico.
Cuando la persona con ansiedad ya ha aprendido de forma errónea a interpretar las sensaciones de forma catastrófica, dos serán los procesos que favorecerán el mantenimiento del trastorno (Clark y Salkovskis, 1987):
- Hipervigilancia: intentar reconocer cualquier sensación corporal como negativa, atribuyéndola a enfermedad.
- Conductas de evitación: las cuales reducen el malestar a corto plazo, pero reafirman la ansiedad y los pensamientos catastróficos, ya que no permite comprobar que no pasaría nada si nos expusiéramos a la situación temida.
Queridos amigos de Vive Sin Ansiedad, hasta aquí el artículo de hoy.
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Un afectuoso saludo!
Cristóbal Hurtado, psicólogo colaborador en Vive Sin Ansiedad.