Ansiedad, estrés, miedo, pánico o angustia, etc., son conceptos que aun siendo diferentes, solemos usarlos como sinónimos y emplearlos de forma errónea en nuestro día a día. Pero sí es cierto que presentan un componente común y por lo tanto están fuertemente relacionados. Conozcámoslos.
–Ansiedad y estrés: concebimos la ansiedad como un mecanismo de defensa y adaptativo de nuestro organismo, por tanto hablamos de una reacción emocional ante episodios que puedan suponer un peligro para nosotros. En cambio el estrés forma parte de un estado motivacional producido ante un suceso estresante. Cuando desaparece este suceso estresante y continúa el estrés, entonces podemos hablar de ansiedad. Es decir, la diferencia entre un término y otro reside en la duración y el deterioro que causan.
–Ansiedad y miedo: el miedo consiste fundamentalmente en una elevada activación y afecto negativo en respuesta a un peligro presente y con un componente más biológico y primitivo. La ansiedad sin embargo es más difusa, se orienta hacia un peligro futuro y es predominantemente cognitiva.
–Ansiedad y angustia: como dijimos anteriormente, la ansiedad contempla un componente más cognitivo, y en este caso, la angustia, un componente más físico o somático.
Seguramente lo hayan escuchado o leído cientos de veces, «la ansiedad no siempre es mala´´, «existe una ansiedad buena´´. Pues queridos lectores, estoy es así, totalmente cierto. El ser humano antropológicamente ha necesitado ir superando todo tipo de adversidades, de enfrentarse a peligros diarios, de sobreponerse a inclemencias meteorológicas, etc. Situaciones para las cuales se necesita una activación física y mental acorde al momento. Pues bien, ésta es la famosa ansiedad buena, la que utilizamos correctamente para enfrentarnos a un examen, a un atasco, etc. Podríamos decir que su sufrimiento es limitado y transitorio.
Sin embargo cuando esta ansiedad surge ante situaciones que no implican dicha activación (coger un autobús, por ejemplo), cuando produce una serie de síntomas que nos impiden llevar a cabo nuestra vida cotidiana de forma normal y cuando su sufrimiento es alto y duradero, hablamos de ansiedad patológica.
Queridos amigos de Vive Sin Ansiedad, un placer de nuevo escribir para ustedes.
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Saludos!
Cristóbal Hurtado, psicólogo colaborador en Vive Sin Ansiedad.